En esta película realizada exclusivamente a partir de las grabaciones del juicio que tuvo lugar en 1961 en Jerusalén, podemos intuir algo de lo que era Adolf Eichmann. Un burócrata minucioso, detallista, ordenado, con una gran capacidad para organizar asuntos complejos. A él le tocó organizar el sistema de transporte ferroviario del material humano que el III Reich decidió desplazar desde los campos de trabajo repartidos por Europa hacia los territorios ocupados del Este. Pero, a partir de esta película, también podemos intuir algo de lo que somos nosotros... todos nosotros.
Eichmann demostró a sus jefes sus dotes de organizador y como consecuencia le encargaron el trabajo de organizar los transportes. ¿Sabía Eichmann a dónde llevaban el "material humano" desplazado? ¿Sabía cuál era su destino? Probablemente sí lo sabía.
En el juicio declararon como testigos algunos judíos que formaron parte de lo que fueron los "Consejos Judíos" de los campos. Éstos también sabían a dónde se llevaban a sus compañeros, a quienes ellos elegían, cuidando de salvar a sus familiares y a los "protegidos". Eichmann obedecía las órdenes de sus superiores y podía haberse negado a hacerlo, con las consecuencias que es fácil imaginar. Las mismas consecuencias que hubieran padecido los miembros de los Consejos Judíos si ellos también hubieran desobedecido las órdenes de los SS que les obligaban a confeccionar las listas de los pasajeros hacia Auschwitz... pero a ellos no los juzgaban, ellos estaban sólo como testigos...
Eichmann, encerrado en su jaula de cristal, se muestra en todo momento como un hombre frío, educado, meticuloso, obediente y respetuoso con la autoridad de quienes le avasallan con sus preguntas. Es educado y respetuoso en sus respuestas a las preguntas irónicas y llenas de odio y de ansias de venganza del fiscal...
Pretenden que asuma su responsabilidad por lo que les pasaba a aquellas personas que para él no eran más que mercancias, material humano, cifras...
Durante el juicio proyectaron imágenes terribles de algunas de las consecuencias que tuvo el meticuloso trabajo de este burócrata de la industria del exterminio...
Hay también otras imágenes que podrían proyectarnos a cualquiera de nosotros en las que podríamos ver las consecuencias trágicas de nuestra forma de vida, de lo que consumimos...
Los teléfonos móviles, ordenadores, tabletas y muchos otros aparatos electrónicos requieren para su fabricación de un mineral: COLTAN. La mayor parte de este mineral procede del Congo. En los últimos 15 años han muerto en el Congo 5 millones de personas como consecuencia de la explotación de este mineral. Cientos de miles de personas, incluido niños pequeños, son esclavizados por señores de la guerra armados y financiados por las empresas occidentales y chinas y, en definitiva, por todos nosotros, para que podamos tener estos aparatos con los que hacemos cosas como esta que estoy haciendo yo ahora mismo...
¿Por qué no se lleva al banquillo de los acusados a los burócratas que organizan la fabricación de armas con las que se mata tanto "legalmente" como ilegalmente en África, en Afganistán, en Pakistán, en Irak, en México, en Colombia... y en tantos otros lugares de la Tierra, ahora mismo?
¿Asumimos nosotros nuestra responsabilidad por lo que ocurre en el mundo con nuestra colaboración?
A Eichmann lo condenaron a la pena de muerte y lo ejecutaron en la horca en la madrugada del 31 de mayo de 1962. Es sorprendente que este oficinista organizador de transportes fuera ahorcado, mientras que Albert Speer, uno de los colaboradores más próximos de Hitler, que fue ministro de Armamento durante la guerra, con mucha más responsabilidad en la muerte de cientos de miles de prisioneros que trabajaban esclavizados en las fábricas de armas del III Reich, sólamente fuera condenado a 20 años de prisión...
Eichmann fue un oficinista obediente, pero no es tan fácil ser desobediente en determinadas circunstancias... La mayoría de nosotros somos tan obedientes como Eichmann incluso en circunstancias mucho menos comprometedoras.