"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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jueves, 28 de noviembre de 2013

Z32


Al modo del teatro griego, los actores principales se ocultan tras las máscaras y el coro comenta la historia...


Sin embargo, en esta película, los actores no son actores y el coro es la sociedad israelí que acoge en el salón de su casa a los asesinos, que esconde a los asesinos en el salón de su casa, porque es una sociedad que necesita a los asesinos, que promueve la violencia porque está fundamentada en la violencia...


El coro interpreta y explica al modo de la opereta y del cabaret con un texto y una música que recuerda a los textos de Bertolt Brecht y a la música de Kurt Weil en la "Ópera de los tres peniques"


Los caimanes tienen dientes
que no tratan de esconder;
pero Mackie no nos muestra
su navaja, bien lo sé.
Un domingo descubrieron
un cadáver tirado en la orilla,
nadie dijo que vio una sombra
doblar la esquina sin mirar atrás.
Samuel Maier y otros ricos
nadie sabe dónde están;
Mackie tiene sus riquezas,
¿pero quién lo probará?
Jenny Towler fue encontrada
con herida de puñal.
¿Quién su muerte produjera?
¡Sólo Mackie lo sabrá!
Y el gran incendio en el Soho
siete niños y un anciano murieron,
Entre la multitud Mackie Messer,
no sabe no contesta.
Y la viuda jovencita,
cuyo nombre saben bien,
despertose ya violada;
¿Mackie, cómo pudo ser?
(Bertolt Brecht, Balada de Mackie Navaja)





En la película de Avi Mograbi, el asesino es una persona "normal",  que se esconde porque tiene miedo de lo que le puedan hacer sus víctimas, pero que no le gusta esconderse, le molesta esconderse y se enmascara con una máscara de rostro humano, porque sabe que él no es un monstruo, sabe que es una persona normal y que reivindica su "normalidad"...


Mata porque tiene que obedecer órdenes... pero le gusta... le gusta obedecer y le gusta matar... y quiere que su compañera le entienda, porque él no es un monstruo, quiere que lo explique ella para que se de cuenta de que cualquiera en su lugar haría lo mismo...

El soldado Z32 responde quizá al perfil del "hombre-soldado" y del fascista analizado por Klaus Theweleit en su libro Männerphantasien. Cuando cuenta cómo se acercó al cadáver del palestino desarmado al que acababa de asesinar habla de un cuerpo "viscoso"... una imagen que se repite en la literatura fascita. Según Theweleit, para el fascista la metáfora no se limita nunca a ser sólo una metáfora, de ahí la fuerza y la eficacia de las metáforas fascistas. En sus metáforas, como las ciénagas o lo viscoso y pastoso,  obran sensaciones físicas concretas que, para el fascista, son algo cierto que se puede tocar y sentir... (ver: Jonathan Littell, Lo seco y lo húmedo, p. 29)

Cualquiera en su lugar haría lo mismo...  pero su compañera se resiste a entender, se resiste a perdonar, aunque ella misma reconoce que quizá sea una hipócrita...

¿Cualquiera haría lo mismo?... ¿Todos somos unos hipócritas?...

Otros análisis de esta película imprescindible:

- Z32 ¿Amar a Eichmann?
- The banality of forgiveness
- Entrevista a Avi Mograbi
- Apuntes sobre el estilo en Z32
- Film-cebolla frente a film-testimonio
- Debate sobre Z32