Destellos de belleza de amor, de solidaridad y de esperanza en un mundo cruel lleno de injusticias, de dolor y de sufrimiento.
La religión utilizada como medio para oprimir, dominar y subyugar. No es algo nuevo ni característico de alguna extraña cultura. En las sociedades patriarcales, todas las sociedades humanas conocidas incluida la nuestra, la mujer es un ser inferior que debe estar sometida al hombre. Un sometimiento legitimado por medio de leyes, de costumbres y de normas religiosas.
En la India las viudas son expulsadas a los márgenes y obligadas a malvivir de la caridad.
Las víctimas colaboran con los verdugos, pero no siempre. A veces las víctimas también se ayudan y este es el resquicio por el que se cuela la esperanza.
Y siempre presente el agua. Agua que fluye, que acompaña, que arrastra y que, como a Ofelia, ofrece una forma de escape, de huir hacia la paz de la muerte, la única paz que pueden encontrar quienes no han encontrado en la vida más que sufrimiento y dolor, surcado a veces por pequeños destellos de felicidad intuída, pero imposible e inalcanzable.
Una cita en Bray: una cita en el cine
Una cita para compartir ensueños. Una cita con el cine y con la literatura, porque el cine y la literatura acercan hasta nosotros imágenes que evocan nuestros recuerdos, nuestras ensoñaciones y nuestras sensaciones presentes, pasadas y futuras. Porque en el cine y la literatura las realidades parecen de ficción y las ficciones parecen reales diluyendo las fronteras entre el sueño y la realidad.
"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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