Pietà. Michelangelo Buonarroti
No nos gustan estas películas porque aunque no lo queramos y la mayor parte de las veces no seamos conscientes de ello, nosotros somos los culpables del horror que vemos en la pantalla. Porque para que nosotros podamos conducir nuestros cómodos vehículos y enviar mensajes multimedia por nuestros preciosos aparatos de última gama, hay muchos seres humanos, algo más bajitos que nosotros, barbilampiños casi siempre, con cara de niños, viviendo en unas condiciones y sufriendo unas humillaciones que nos parecen "de película".
Los despiadados somos nosotros si no sentimos piedad por los despiadados, por nosotros mismos y por el mundo en el que vivimos.
El más cruel, el más despiadado, es una víctima y la piedad puede ser también una forma de venganza, una forma de violencia. La violencia también puede vestirse de piedad. Como el más cruel personaje de esta película, todos somes huérfanos, abandonados en un mundo en el que todo lo mueve el dinero que es lo único que nunca jamás puede ser símbolo de piedad.