En un mundo de plástico todo está en su sitio y todo debe estar en su sitio. Todo es como es y siendo como es todo es perfecto. Somos ricos, felices, guapos, nos lo pasamos bien, tenemos todo lo que nos venden en las series televisivas de color pastel.
Pero si algo desentona se desmonta el mundo perfecto. Si algo es distinto es imposible. No puede ser. Hay que arreglarlo y si no se puede arreglar hay que expulsarlo del mundo perfecto, tan perfecto como si fuera de plástico.
Mintras tanto nos hacemos daño, mucho daño, mientras escapamos sin saber hacia donde, viviendo la diferencia como una desgracia. Como si otras "perfecciones" no fueran posibles, no tuvieran cabida en nuestro mundo "perfecto".