"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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lunes, 21 de mayo de 2012

Tirados en soledades


Nos queda la palabra

Pero sólo nos queda la palabra. No hay solución. Vivimos en una jaula de goma. Nos dejan protestar, pero nada más. Si reclamamos unas migajas nos responden con ruidos, sólo ruidos.

El largo viaje de Nahuel Pan, Jorge Zuhair Jury, 1995

Antes vivía en Arroyo Blanco… buenas tierras… nos cortaron el agua… nos echaron a todos… se hizo arenal…



un pedacito de tierra… de las tantas que hay… un retasito verde… un retasito con agua… ¿podrá ser? Mi pueblo se muere señor…

Porque mi gente espera y ya no puede esperar más… espera que nos den tierra, no soledades sin agua donde muere la raza mía, no soledades donde la gente muere de a poco… despacio morimos, y morimos no más… esta palabra es triste… y hay cansancio no más… done no vive ni la lagartija, ahí estamos nosotros, con nuestros hijos flacos, con nuestras mujeres que tosen… llamamos a nuestro dios, a nuestro Genechen, rogando y a veces no lo encontramos, porque tu dios también nos corre. Mandamos nuestros hijos al colegio, y algunas veces vienen llorando porque tu historia le dice que somos salvajes… y lloran los niños que se vuelven y no quieren ir… y nosotros preguntamos… ¿quién es el salvaje aquí? ¿yo te quité tus tierras? ¿yo te quité tu dios? ¿yo te quité tu idioma? ¿yo te quité tus sentimientos? Vos tenés cara de hombre bueno, pero yo quiero hablar con el presidente...



Mucho ruido… las palabras fueron ruido… La palabra la puso Dios adentro del hombre para que cuando hablara dijera cosas grandes… y acá sólo escuché ruidos… acá hablan ruidos

Yo tenía que decir… que mi gente sufre, que está sin tierra… todos los indios sin tierras, tirados en soledades




Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Blas de Otero