Je suis heureux que ma mère soit vivante (2009)
Una de las últimas películas que Claude Miller, recientemente fallecido, realizó junto con su hijo Nathan Miller.
Una vida dedicada a cambiar el pasado. Una infancia llena de abandonos soñando con el amor de una madre en cuyo recuerdo, casi perdido, se mezclan sensaciones contradictorias, la mayor parte negativas. Las heridas jamás curadas del abandono. El miedo a los hombres. La necesidad de una madre siempre buscada y jamás encontrada. Una vida desgastada en un laberinto de amargura.
Mientras algunos construyen el pasado que les hubiera gustado tener, otros pretenden modificarlo, aun sabiendo que esto no es posible. Es una lucha contra lo imposible que deja heridas muy profundas. Al final, el único consuelo, es saber que la madre, siempre buscada y jamás hallada, a la que se intenta matar, eliminar de la memoria y de la vida, está viva.