Si el mal es banal, es decir, algo tremendamente común, el bien no lo es tanto. El bien es un ideal, una aspiración, pero cuando se escenifica como se hace en esta película, penosa en todos los aspectos, es un medio más de contaminación de las mentes por medio de la simplificación que mutila la realidad histórica, siempre ambigua y plagada de matices y de claroscuros, reduciéndola a las tranquilizadoras dicotomías del maniqueísmo.
El bien se
convierte en buenismo y el mal en una perversión absoluta. Unos son
buenos y nunca pueden ser malos, mientras que otros son malos por
naturaleza e incluso, tal como se hace en esta película, se definen a sí
mismos como malos absolutos.
Se
da la circunstancia, además, que en esta película los buenos son un
fascista italiano y un fascista español... los nazis, tan fascistas como
ellos, sin embargo, no tienen salvación posible, son lo peor de lo
peor... escoria, basura inmunda...
Por
otra parte... la película está muy mal hecha... probablemente seas la
forma de obtener mayor audiencia y éxito entre un público cada vez más
adocenado que lo que quiere es divertirse un rato mientras ve en la
pantalla crímenes horrendos perpetrados por los malos a los que se
enfrentan los buenos para evitarlos.
"Es infinitamente más fácil tomar posición en favor o en contra de una idea, un valor, una persona, una institución o una situación, que analizar lo que es en realidad, en toda su complejidad." (Pierre Bourdieu)