"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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miércoles, 8 de enero de 2014

El cónsul Perlasca: la escenificación del bien



 Si el mal es banal, es decir, algo tremendamente común, el bien no lo es tanto. El bien es un ideal, una aspiración, pero cuando se escenifica como se hace en esta película, penosa en todos los aspectos, es un medio más de contaminación de las mentes por medio de la simplificación que mutila la realidad histórica, siempre ambigua y plagada de matices y de claroscuros, reduciéndola a las tranquilizadoras dicotomías del maniqueísmo.


El bien se convierte en buenismo y el mal en una perversión absoluta. Unos son buenos y nunca pueden ser malos, mientras que otros son malos por naturaleza e incluso, tal como se hace en esta película, se definen a sí mismos como malos absolutos.

Se da la circunstancia, además, que en esta película los buenos son un fascista italiano y un fascista español... los nazis, tan fascistas como ellos, sin embargo, no tienen salvación posible, son lo peor de lo peor... escoria, basura inmunda...

Por otra parte... la película está muy mal hecha... probablemente seas la forma de obtener mayor audiencia y éxito entre un público cada vez más adocenado que lo que quiere es divertirse un rato mientras ve en la pantalla crímenes horrendos perpetrados por los malos a los que se enfrentan los buenos para evitarlos.
"Es infinitamente más fácil tomar posición en favor o en contra de una idea, un valor, una persona, una institución o una situación, que analizar lo que es en realidad, en toda su complejidad." (Pierre Bourdieu)