La eternidad y un día, Theodoros Angelopoulos, 1998
Toda la eternidad por delante y un largo día para prepararse y para recuperar toda una vida vivida en un permanente exilio.
Angelopoulos imprime en sus películas una constante sensación de nostalgia. Cielo y tierra se funden y entre ambos surgen las pequeñas figuras humanas que buscan un lugar en la tierra y en el cielo.
Toda una vida se concentra en un día lleno de nostalgia de eternidad.
Ante nosotros tenemos toda una eternidad llena de nostalgia por las películas que Angelopoulos dejó sin hacer.