"Cuántas veces me pregunto si esto no es más que escritura, en un tiempo en que corremos al engaño entre ecuaciones infalibles y máquinas de conformismos."
Julio Cortazar, Rayuela, capítulo 73.
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viernes, 18 de febrero de 2011

Estamos tan solos...

Dos películas, “Love Letter” (1995) del japonés Shunji Iwai y “La double vie de Véronique” (1991) de Krzystof Kieslowski, nos hablan de la soledad y de los mecanismos para sobrellevarla. ¿Hay alguien como nosotros en otro sitio? ¿Es la muerte el fin de todo? ¿Por qué no poder seguir intercambiando nuestra correspondencia con la persona amada que ya no está? ¿Por qué no seguir viviendo en otro? ¿Por qué no sobrevivir en los recuerdos compartidos de los otros? Juegos de coincidencias, encuentros. Dos personas que son la misma, pero son distintas... Weronika, en Polonia y Véronique, en Francia. Itsuki, que es al mismo tiempo la confidente distante y el amado muerto en la montaña, y Hiroko, la amante que no puede olvidar...


Encuentro de Itsuki y Hiroko


Encuentro entre Weronika y Véronique


¡Oh soledad, mi sola compañía,
oh musa del portento, que el vocablo
diste a mi voz que nunca te pedía!,
responde a mi pregunta: ¿con quién hablo?

Antonio Machado, Nuevas canciones, Los sueños dialogados, 1924